jueves, 2 de marzo de 2017

Heterofobia y catolicofobia.



   La polémica por el autobús que "fletó" Hazte Oír a favor de la gente heterosexual que quiere educar a sus hijos como le parezca ha llegado a parajes estratosféricos.
No se entiende que Cristina Cifuentes hable de sociedad avanzada y para ella avanzar sea prohibir a los padres de los alumnos de primaria impartir clases de sexualidad basadas en la verdad biológica y/o en sus creencias religiosas. Y hablo yo de creencias religiosas porque la izquierda utiliza la religión para atacar a los de Hazte Oír, no porque yo crea que la verdad biológica y la religión (católica en este caso) coincidan en sus puntos de vista o vayan de la mano.

Lo que está claro es que Cristina Cifuentes va en contra de los derechos de los heterosexuales y premia a los colectivos minoritarios y para nada marginados. Hace poco leí que se conceden 38 abonos transporte gratuitos al año para los LGTB en Madrid, así que de marginados nada de nada. Los marginados somos los heterosexuales, que pagamos el metro religiosamente y también el metro de los que están en contra de nuestra condición sexual y la atacan con todo lo que tienen.

Esto no es todo, lo peor es que los cuatro partidos políticos "mayoritarios" están de acuerdo en que se pare el autobús y se atropellen los derechos de libertad de expresión de los heterosexuales, católicos o no. Por eso en las próximas elecciones estaré pendiente de recordar a los votantes lo que hicieron estos cuatro partidos que no condenan el aborto y vetan los derechos de los heterosexuales.

Llamar a Hazte Oír provida, ultracatólicos y todo lo que se les ocurra no es en absoluto ofensivo. Lo ofensivo es lo contrario, ser promuerte y estar solo en contra de la religión católica y lamer el culo de los practicantes de religiones prehistóricas que además asesinan a los integrantes de los colectivos LGTB y similar.
Pero la izquierda y los acomplejados de "centro derecha" son así, cobardes e incoherentes. Estar a favor del régimen que asesina homosexuales y a favor de los homosexuales premiándoles en detrimento de los derechos de los heterosexuales, algunos además católicos (otros no), es incoherente.

El empeño en destruir la sociedad igualitaria (aunque no perfecta) con estas desigualdades les va a costar caro, carísimo, y no hablo de las urnas, hablo de todo lo demás. Los primeros a eliminar en las guerras son los traidores y los cobardes, y esto está tomando un camino que entre la inmigración ilegal de gente de religiones prehistóricas y pisar el cuello de los autóctonos...

Un saludo SOLO a la gente de

cente.